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Población y esctructura económica

San Antolín de Ibias La población de Ibias actualmente está por debajo de los 1500 habitantes y tiene una densidad de población por debajo de los 5 hab/Km2. Del análisis de la evolución de la población se desprende una pérdida poblacional continua a favor de la concentración poblacional en las grandes áreas urbanas. De la misma manera que en otros concejos de montaña, el despoblamiento se acentuó en la segunda mitad del siglo, reduciéndose a la mitad en apenas cincuenta años.

El aislamiento y las malas comunicaciones explican el descenso, produciéndose un éxodo a la zona central de Asturias y al valle de Laciana (León), donde las actividades industriales en el primer caso y la minería en el segundo eran un importante foco de atracción de mano de obra. A mediados del S.XX con el desarrollo de la actividad minera se empiezan a producir variaciones en los asentamientos habituales, siendo los núcleos cercanos a las explotaciones mineras los que crecieron así como la capital del concejo. Con la crisis del sector estos núcleos han empezado a perder población significativamente trasladándose esta hacia el centro de la región, a León y Laciana. El poblamiento está organizado en torno a un número muy elevado de pequeños núcleos (77) entre los que destacan además de San Antolín de Ibias, Tormaleo, Villares de Abajo, Luiña, Fondodevilla, Cecos, Sena, Seroiro, Valdeferreiros y San Clemente.

La agricultura y la ganadería fueron las bases de la economía rural, destacando los cultivos de centeno, trigo, las viñas y la apicultura. El alejamiento de las industrias lácteas y las condiciones orográficas del municipio favorecieron la dedicación cárnica del vacuno, que aprovechaba los pastos del monte.

La repoblación forestal de los años cuarenta de los montes con coníferas se hizo a costa de la ganadería extensiva de la zona, que prácticamente desapareció, impulsando la emigración y el abandono rural. Es significativa la caída del empleo en el sector primario, con falta de relevo generacional. No obstante y a pesar de ello, el sector primario, vinculado a la ganadería de vacuno de carne sigue siendo un sector importante, que mantiene vivo el medio rural. En los años sesenta la estructura económica del concejo sufrió importantes variaciones al iniciarse las explotaciones mineras de antracita de Tormaleo, que ofrecían trabajo a una parte importante de la población.

El sector industrial tras el cierre de la minería esta ahora vinculado otras actividades como aserradero de madera e industria agroalimentaria vinculada a la transformación y despiece de la carne (matadero de Ibias), así como plantas envasadoras de miel y licores.

La industria metálica está representada por pequeños talleres mecánicos de reparación de maquinaria agrícola.

Por lo que respecta al sector servicios las actividades que desarrolla están relacionadas con la enseñanza, la banca, la sanidad y la atención a personas mayores.

El turismo rural ha incrementado la oferta de plazas de alojamiento, siendo esta actividad complemento importante a otras actividades agrarias o de servicios.

Otros sectores que cada vez tienen mayor peso en el empleo y como fuente de recursos son el forestal, ya que se están llevando a cabo importantes repoblaciones en los montes del concejo a través de Convenios entre las Juntas Vecinales de Montes y el Principado de Asturias. Más del 70% de la superficie municipal se clasifica como forestal. Hasta ahora estas plantaciones han creado empleos temporales vinculados a los trabajos selvícolas desarrollados en las mismas.

Otra actividad con potencial, por las caracteristicas climaticas locales, es la apicultura.

La vid, cuyo cultivo fue destacado en el concejo en el pasado, ahora vuelve a resurgir con una superficie cultivada de aproximadamente 25 Hectareas suponiendo en torno al 20% de la superficie regional y siendo el segundo municipio de Asturias en superficie. El concejo de Ibias posee un microclima especialmente cálido y soleado, condiciones idóneas para los cultivos vitivinícolas. En Ibias la tradición vinícola se refleja en la propia fisonomía de los pueblos. Bastantes núcleos del concejo, con sus caminos emparrados dan cuenta de la importancia de la vid.